A pesar de la sensación colectiva que considera que la energía eléctrica es la más limpia y ecológica que existe, la realidad muestra que es todo lo contrario.
La mayoría de la energía eléctrica que llega a los edificios se genera a cientos de kilómetros en centrales térmicas que solo pueden aprovechar un tercio de la
energía que contienen los combustibles fósiles. Además, durante el periodo de transporte hay que añadir las pérdidas ocasionadas por el efecto Joule en los
conductores y en las subestaciones eléctricas.
Podría estimarse que la energía eléctrica que recibe el usuario es aproximadamente un 25% de la energía extraída de los combustibles fósiles (habría que hacer una excepción con las centrales hidroeléctricas y nucleares).
No obstante, a nivel de usuario y de técnico en eficiencia energética, la evaluación del consumo eléctrico del edificio no debe considerar este aspecto reseñado.
Cada Kwh. eléctrico ahorrado en el punto final de consumo supone evitar el derroche de cuatro Kwh. contenidos en los combustibles de origen fósil en las centrales termoeléctricas. Una parte importante de este combustible es importado. Este dato debería servir para concienciar a técnicos y usuarios de la importancia del ahorro energético en los receptores eléctricos.
En la siguiente gráfica se observa la distribución del consumo de energía de las instalaciones y equipos receptores de la vivienda.
Debido a la versatilidad de la energía eléctrica y su utilización en todo tipo de instalaciones, al auditor o especialista energético le resulta difícil desglosar su importancia relativa en el funcionamiento de la instalación. Es cierto que existe una cuantificación objetiva y sencilla de medir el consumo eléctrico de una instalación que consiste en la lectura del contador, pero la forma de desglosar y repercutir e imputar de forma individualizada el consumo de electricidad al conjunto de servicios del edificio se convierte en una tarea sumamente complicada.
Una forma que permite estudiar el uso de la energía eléctrica en una instalación es subdividir la naturaleza de los receptores en función de si están destinados a iluminación o a fuerza y, a su vez, clasificar estos últimos según el tipo de instalación a la que pertenecen.
Se deberá de consignar en los receptores la marca y modelo, potencia nominal en vatios (W) y tiempo de utilización.
En los equipos de iluminación deberá reflejarse, no solo la potencia nominal de la luminaria sino también los equipos auxiliares, si tuviera (por ejemplo, balastros en el caso de lámparas de descarga y transformadores en el caso de halógenos).
Los motores eléctricos se destinan al funcionamiento de bombas, ventiladores, compresores y equipos de tracción mecánica. Representan un 65% del consumo de la electricidad mundial. Cada año se venden 300 millones de nuevos motores para fines industriales, y se estima en 30 millones el número de motores destinados a industria, infraestructuras y grandes edificios.
La Unión Europea ha aprobado una serie de requisitos mínimos que deben cumplir los motores eléctricos en materia de eficiencia energética (MEPS, European Minimum Energy Performance Standar). Estos requisitos son de obligado cumplimiento. Ningún motor eléctrico podrá ser comercializado en el mercado interno europeo si no los cumple (se establece un calendario de tres fases de implantación que comenzará a mediados de 2011).
Estos requisitos han sido adaptados de las normas IEC (Internacional Electrotechical Comisión). El objetivo es normalizar los criterios de eficiencia energética en los motores eléctricos a nivel mundial. Las normas IEC utilizadas son las siguientes:
1. IEC 60034-2- 1: 2007. Especifica los métodos para medir la eficiencia del motor en la carga nominal.
2. IEC 60034-30. De esta norma se toma la denominación y nivelación de las clases de eficiencia energética.
A partir de la Directiva 2005/32/EC, la UE ha desarrollado el Reglamento 640/2009 sobre eficiencia energética en motores eléctricos.
Este reglamento, establece nuevas clases de eficiencia en motores con la siguiente nomenclatura:
- IE1 (Eficiencia estándar).
- IE2 (Eficiencia alta).
- IE3 (Eficiencia premium).
- IE = International efficiency.
Asimismo, la Unión Europea obliga a los fabricantes a mostrar la clase de IE (eficiencia internacional) y los valores de la eficiencia en las placas de características del motor, en la documentación técnica y en el catálogo del producto.
El programa cubre la mayoría de motores trifásicos de inducción hasta 375 Kw.
En los edificios del sector terciario, especialmente en los destinados a labores administrativas u oficinas, se debe considerar la existencia de instalaciones relacionadas con la infraestructura común de telecomunicaciones, megafonía y equipos ofimáticas.
El conjunto de estas instalaciones suele suponer entre el 5% y el 10% de la energía eléctrica total.
En la siguiente gráfica se muestra una distribución de consumos típica de estas instalaciones:
Dos aspectos importantes en la adopción de medidas de ahorro energético en estas instalaciones son:
1-Reducción del consumo de los monitores de los ordenadores, puesto que pueden llegar a suponer hasta el 25% del consumo total de estas instalaciones. Entre otras medidas se contempla la sustitución de monitores de tubo por otros de pantalla plana y alta eficiencia energética.
2-Eliminación del estado de reposo o “stand-by” de los equipos como impresoras y fotocopiadoras. Este consumo puede llegar a suponer hasta el 10% del total de todos estos equipos.
